Las Blue Mountains y algunos secretos.
A pocos kilómetros de la ciudad de Sidney en Australia hay un espacio cubierto de bosques llamado las Montañas Azules o Blue Mountains. Un rincón que merece la pena visitar. En algún lugar dentro del Parque se ubica la cascada de la foto. (Para agrandar la imagen pinchar en ella). Como podéis comprobar gracias a la luz que le incide parece irreal, como si estuviera pintada, aunque en realidad la foto no esté retocada y se muestre tal cual es.
El paraje recibe el nombre de Montañas Azules por el color azul que muestran las cumbres y laderas sobre todo en la distancia. Un color azul mucho más intenso del que debería esperarse por la «dispersión de Rayleigh», aquella que hace que el cielo se vea azul por ejemplo.
Una posible explicación.
Algunos científicos afirman que en el caso de las Blue Mountains el resultado es debido al «efecto Mie», otro tecnicismo que habla de partículas en suspensión y de longitudes de onda asociadas a cada color con el que no os quiero aburrir. Pero la realidad es que esas partículas deben de estar en este lugar en concreto por algún motivo y nadie en realidad lo sabe a ciencia cierta. Se especula que al ser bosques de eucaliptus, estos, que producen un aceite muy característico en sus hojas para protegerlas y del que todos conocéis sus beneficios y usos, lo dispersan en el aire en forma de micro gotitas que, al mezclarse con el polvo en suspensión y el vapor de agua, producen ese efecto. El fenómeno depende mucho de la luz y la temperatura y no siempre se aprecia igual.
Hay que tener en cuenta que entre esas montañas hay unas noventa especies diferentes de eucaliptus. Personalmente nunca me habían gustado los eucaliptus cuando los he podido contemplar plantados en calles o jardines de España, los he encontrado siempre tristes y en muchas ocasiones enfermos. En cambio tras admirarlos en su ambiente natural, formando bosques, han acabado por resultarme hermosos y llenos de vida.
El porqué de la foto.
La catarata de la que os hablaba situada en el Parque es singular y parece que le gusta jugar con la luz para formar caprichosas imágenes que deleitan y confunden nuestro sentido de la vista.
Esa cascada, además, como muchas otras, tiene una especie de caverna justo detrás de la cortina de agua que puede asemejarse a un ojo.
Una foto parecida a esta es precisamente la que acabó figurando como fondo en la portada de mi libro: «Las alas del jaguar», donde únicamente se le dio más contraste a la parte del ojo para resaltarlo. La historia no está ambientada en aquella parte del mundo, pero se trataba así de representar el misterio que se encierra entre las páginas del libro y que quien lo lea acabará por entender.
Espero que hayáis disfrutado con el paseo por las antípodas y os haya sido útil. Cualquier comentario no dudéis en plantearlo.